Las botas de agua son un calzado imprescindible en los días lluviosos, pero para que sigan siendo duraderas y estéticamente agradables, es importante cuidarlas adecuadamente. Después de cada uso, deben lavarse con agua tibia y un detergente suave para eliminar el barro y otras impurezas. No deben secarse sobre un radiador ni exponerse a la luz solar directa, ya que esto puede provocar grietas y pérdida de elasticidad del caucho.
El uso regular de productos especiales para el cuidado del caucho evita que se reseque y pierda su brillo. El interior de las botas debe ventilarse y puede espolvorearse con talco o utilizarse absorbentes de humedad para evitar malos olores. Guárdalas en un lugar seco y sombreado, preferiblemente en posición vertical o rellenas con papel para evitar deformaciones.
¡Con estos simples pasos, tus botas de agua se verán como nuevas durante muchas temporadas!